Entrevista con Pedro Costa: "El cine es un oficio, como ser pedrero"
Quedamos con Pedro Costa en su hotel en un barrio céntrico de Madrid. Cuando llegamos todavía está desayunando, pero se levanta y juntos buscamos un lugar relativamente silencioso para hacer la entrevista.
Parece un hombre tranquilo, calmado, todos sus movimientos tienen un ritmo distinto al de la ciudad que se despereza caótica fuera del hotel. Nos sentamos en una sala y comenzamos a charlar de forma pausada, lentamente, de esa forma que le define a él y define también a sus películas.
Pedro costa (Lisboa, 1959) está considerado como uno de los autores más originales e idiosincrásicos del cine contemporáneo. Uno de los aspectos más llamativos de su obra es su singular manera de combinar cualidades del documental y de la ficción en la construcción de retratos sobre la vida cotidiana de gente que vive la marginalidad y la exclusión social.
Su cine se distingue por su particular construcción y la larga duración de sus planos pero, sobre todo, por su complicidad con los actores, nunca profesionales. Su relación con ellos se construye a base de tiempo a su lado, de ser cómplice y parte de sus propias vivencias. Así, los personajes de Vanda y Ventura (que se repiten en varias películas) construyen con su propia vida un espacio y un tiempo lejano al cine clásico y muy cercano, como el director mismo dice, a la realidad.
Es en el barrio de Fontainhas, a las afueras de Lisboa, donde se han desarrollado varios de sus proyectos (Ossos, No Cuarto da Vanda y Juventude em Marcha), aunque su implicación con el barrio va mucho más allá del mero trabajo documental.
Más recientemente, Pedro Costa ha producido obras que se destinan a espacios expositivos más vinculados con el arte contemporáneo. Aunque se basen en planos realizados para algunas de sus películas, estas obras poseen una identidad específica y una fuerte autonomía estética.
PHE- Estudió en la escuela de cine y trabajó como asistente de director ¿Cómo consiguió meterse de lleno en este mundo y hacer sus propias películas?
Pedro Costa- Fui asistente de muchos directores. Conseguí introducirme en el mundo del cine siguiendo la trayectoria clásica de cualquier persona. Hacía producción e intentaba pedir becas, subvenciones, presentarme a concursos...
PHE- O Sangue fue su primera película, sobre la muerte del padre y dos chicos que se quedan solos ¿Qué ha supuesto esta película para usted, teniendo en cuenta que fue la primera de su carrera?
PC- Es una especie de “prefacio”, una película muy protegida por el cine. Estaba muy dentro del cine, muy cinéfila. Poco a poco me fui liberando un poco más de esa protección del cine. Es la más tradicional en el sentido de que pedía ayuda al cine para todo. No era un film de la vida.
PHE- Ossos, No Quarto da Vanda y Juventude em Marcha son tres películas sobre los habitantes de un poblado de chabolas situado a las afueras de Lisboa ¿Cómo surgió la idea de hacerlas?
PC- No fue una idea, fue una sucesión de acontecimientos. Antes había hecho un film en Cabo Verde (África) y ahí me habían dado unas cartas, unos mensajes para familiares y amigos inmigrantes caboverdianos que habitaban en este barrio de Lisboa. Como hablaba un poco de su dialecto fui a ese barrio a dar las cartas y fui inmediatamente adoptado. Fue muy calurosa la forma como me trataron, entonces me quedé ahí, me quedé ahí, me quedé ahí…
PHE- Estuvo como un año y medio en el barrio antes de comenzar a rodar allí…
PC- No se, es un tiempo que yo no contabilizo. Es un tiempo que no es el tiempo de la profesión del cine. No es el rodaje de 5, 6 ó 7 semanas. Todo es más indefinido. El rodaje es tradicional. Me gusta y creo que es importante un ritual, una ceremonia de alguna intimidad. Es necesaria una responsabilidad, una seriedad a la hora de rodar un plano. No puede ser algo fácil, el cine es muy difícil, muy cansado. Es un oficio, como ser pedrero.
PHE- Normalmente utiliza actores que no son profesionales ¿Cuál es su relación con los actores? ¿Cómo fue, por ejemplo, su relación con Ventura y Vanda?
PC- Eran personas reales. Son los habitantes del barrio. Al principio necesitaba papeles definidos, ahora ya no es así. Son los propios jóvenes los que dicen: “Me gustaría hacer un papel contigo sobre esto”. Son hipótesis infinitas, todos lo pueden hacer.
Mi relación con Vanda fue diferente. Fue la primera con la que tuve una relación más próxima en el barrio. Una de las películas fue hecha completamente en el entorno de su vida, en su propio cuarto. Ella se resistía mucho a las cosas que no le gustaban, es muy rebelde.
Ventura es una especie de “fuerza del pasado”. Es como otra cultura, habla poquísimo. Con él tengo una conversación un poco silenciosa. Es muy imponente, una especie de jefe del barrio. Era inmigrante, como toda la generación mayor de 50 años de este barrio. Venían de toda África, ahora también vienen de países del este de Europa, sobre todo de Ucrania.
PHE- Los vecinos del barrio fueron realojados en un barrio de nueva construcción y usted lo documentó ¿Cómo vivieron este cambio?
PC- Esperaban muchísimo, estaban ansiosos por cambiar. Ahora pasaron 4 años y están muy tristes. No les gusta vivir allí porque están separados. La vida de la calle no es posible, no es posible hacer nada de lo que hacían como por ejemplo los churrascos, asar la carne… la policía no les deja, hay leyes europeas que impiden este tipo de cosas. Perdieron todo el dinero que tenían comprando muebles, televisores para reproducir los modelos de las casas de las personas de dinero en las que limpian. Es una especie de decoración al vivo.
Es todo un poco violento, pero no hablo de una violencia física, es una violencia de otro tipo. Antes no era así, eran pobres, miserables, sin condiciones mínimas para vivir… pero tenían el barrio. El barrio es una actitud, a la gente del barrio no les gusta ni mudarse ni salir, se crea una especie de gueto que se va ampliando.
PHE- En No cuarto Da Vanda sólo utilizó un trípode y una cámara ¿Porqué decidió abandonar los juegos técnicos y rodar las películas con una cámara pequeña?
PC- Quería ver si resultaba. Al principio no sabía si era una película. No tenía compromisos ni contratos con productoras. Fue Vanda la que me propuso volver al barrio. Yo había hecho una película antes con ella que no le había gustado y quería hacer algo más sencillo, más calmado. Compré un vídeo pequeño, una cámara compacta, y poco a poco pensé que tal vez pudiera resultar algo.
No se puede esperar riqueza de imágenes ni una gran producción, es otra cosa. Esta manera para mi es más humana, con menos dinero es más fácil conseguirlo. Hay menos confusión.
El problema antes para mi es que detrás de la cámara había demasiada ficción y delante no había ficción, había algo muerto. Se trataba de encontrar un equilibrio a todos los niveles. A Vanda le gustó mucho más este resultado. Prefiero estar cerca de ellos que pensar en hacer cosas lejos del barrio que no van a entender.
PHE- Háblenos de la evolución de su cine. Desde O sangue hasta la última se observan muchos cambios ¿Cómo ha sido esta evolución?
PC- Ahora las películas son mucho más baratas que las del principio. Ahora busco la armonía y no tanto cine comercial, que gasta mucho en todos los sentidos (dinero, energía...). Mis películas se demoran mucho tiempo porque no me gusta actuar deprisa. Nunca escribo guión, no tengo ideas de cine ni tengo imaginación. Creo que no estoy en la familia de los creativos sino en la familia de los que prefieren la realidad y que esa realidad provoque algo.
PHE- ¿En qué proyectos está trabajando actualmente?
PC- Acabo de terminar una película que hice con una amiga francesa que canta con una banda de rock. Pensaba hacer un videoclip y al final se alargó una hora y media de ensayos, repeticiones… por tanto es una película de trabajo musical, un poco diferente de las otras.
PHE- ¿Tiene intención de seguir grabando en el barrio?
PC- En el barrio estoy siempre por otros motivos. Pertenezco a la asociación de vecinos, a la biblioteca, soy padrino de 47 niños, tesorero de otra asociación… mi vida en el barrio no se limita a las películas y sería malo que así fuera. Estoy allí por otras obligaciones, pero estamos pensando en hacer algo próximamente. Vanda aparecerá, pero en pequeños papeles, quiero variar un poco.
PHE- ¿Cómo está siendo la recepción de sus películas en la filmoteca?
PC- Bien. Ayer en la filmoteca estaba lleno. En la filmoteca hay un público que en cierta manera ya conoce mi trabajo. Me gustaría mostrar las películas en otros locales de Madrid o Barcelona. En la filmoteca nunca habrá conflictos, por tanto va bien.
PHE- ¿Hay algún tema en su cabeza sobre el que quiera trabajar?
PC- No, no pienso en nada. Y cuanto menos pienso, mejor. Mucho mejor será la película. No pienso en la intención ni en los temas y cuando parece que no hay nada, en realidad es cuando hay algo.
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sexta-feira, 10 de julho de 2009
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